Evolución Histórica del precio del Aluminio


 - Por Wilmer Romero -

En mis tres últimos artículos sobre protagonistas del aluminio, una serie dedicada al estudio de la historia del aluminio, escribí sobre la “Evolución histórica del consumo de aluminio a nivel mundial”, la “Historia del padre de la industria de aluminio Americana”, y sobre el “Desarrollo del segundo método industrial para producir aluminio”, conocido hoy en día como el proceso “Hall-Héroult”. En esta oportunidad, analizaremos la “Evolución histórica del precio del aluminio, desde 1854 hasta el año 2020".

Para estudiar la evolución del precio del aluminio, es conveniente dividir su historia en dos grandes etapas. La primera etapa está relacionada con el primer método industrial que se utilizó para producir aluminio mediante la reducción química, en donde el precio se cotizaba básicamente en “kilogramos”, mientras que la segunda etapa se corresponde con el desarrollo del segundo método industrial, mejor conocido como el proceso Hall-Héroult.

En esta última etapa, el precio del aluminio evolucionó bajo dos modalidades totalmente diferentes. En la primera de ella, el precio del aluminio era controlado por los productores, quienes se asociaban en los llamados “Cárteles del aluminio”, para fijar y mantener un sistema de precio estable a largo plazo. Estos cárteles operaron formalmente hasta el final de la segunda guerra mundial, cuando fuero prohibidos. Sin embargo, continuaron operando de una forma informal, publicando la famosa "lista de precios", hasta 1984.

La segunda modalidad que se usó para controlar el precio del aluminio, se inició a partir de 1978. Ese año comenzó una transición en el modo de establecer el precio del aluminio, pasando de un sistema de precio estable a uno volátil. Esta transición hacia el nuevo mecanismo de fijación de precio fue iniciada por la Bolsa de metales de Londres (LME) y se extendió hasta 1984, cuando la cotización emitida por el LME se convirtió definitivamente en el único precio de referencia aceptado para el aluminio.

Primera etapa de la evolución del precio del aluminio primario

En los inicios de la producción de aluminio por el primer método industrial, basado en la reducción química por el sodio, el precio se cotizaba por encima de la plata y el oro, como si fuese un verdadero metal precioso o semiprecioso (ver fig. 1). Sólo las personas más adineradas podían darse el lujo de usar objetos fabricados de aluminio, por lo cual se le llegó a conocer como el metal de los reyes, ya que simbolizaba prosperidad y distinción.

A medida que se fue implementando una economía de escala y se mejoraba la técnica de producción del método químico, los costos de producción se fueron reduciendo, hasta que en el transcurso de unos cuatros años, el precio del kilogramo del aluminio se redujo casi un 100%, como se muestra en la figura 1. A esa caída enorme en el precio del aluminio, se le conoce como el “efecto Deville”, en honor al profesor francés “Henri Sainte-Claire Deville”, quien fue el primero en implementar una planta industrial para producir aluminio primario mediante reducción química, usando al sodio como agente reductor.

Fig. 1. Primera etapa de la evolución del precio del aluminio. Se aprecia la caída del precio del aluminio debido al efecto Deville.

Los datos del precio del aluminio mostrado en la figura 1, fueron tomados de las publicaciones de Alcoa. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que antes del año de 1855, los valores que se reportan del precio del aluminio se consideran inciertos o anecdóticos.

En el transcurso de los años, el precio fue disminuyendo a medida que se implementaron mejoras tecnológicas, tanto al propio proceso de reducción química del aluminio, como al proceso de obtención del sodio metálico, que se usaba como agente reductor y era también sumamente costoso.

Aunque el precio del aluminio disminuyó significativamente con los años, aún continuaba siendo muy elevado, lo que impedía su uso para cualquier cosa que no fuese artículos ornamentales. El método de reducción química no aseguraba la producción de cantidades suficientes de aluminio, así que su producción fue muy limitada.

Durante el periodo entre 1855 a 1890, solamente se produjeron unas 200 toneladas de aluminio a nivel mundial, de modo que este metal seguía siendo considerado escaso, lujoso y de poco uso. Este método de reducción química definitivamente no pudo convertirse en una verdadera propuesta comercial. 

Se aprecia en la gráfica 1, que para el año de 1888, justo cuando arrancó el segundo método industrial de producción de aluminio o el proceso “Hall-Héroult, el aluminio se cotizaba en aproximadamente US$ 10 por kilogramo.

Segunda etapa de la evolución del precio del aluminio primario

La producción industrial del aluminio primario usando el proceso Hall-Héroult, se inició en 1888 en tres países, USA, Suiza y Francia. Allí operaban las empresas pioneras que rápidamente construyeron sus propios monopolios, protegidas por sus respectivas patentes. Estas empresas controlaban el precio del aluminio, estableciendo su valor y a medidas que iban surgiendo otros productores, simplemente se alineaban al precio referencia previamente establecido por los pioneros.  

A las principales empresas pioneras que dominaban la producción y el mercado del aluminio, se le solía llamar “las seis grandes”, estas eran: Alcoa, Alcan, Reynolds y Keiser en Norteamerica, mientras en Europa destacaban Alusuisse y Pechiney. Si te interesa conocer un poco más sobre la evolución de estas empresas pioneras, te recomiendo leer el artículo: De metal de reyes a “olla de cocina”: Segundo método industrial para producir Aluminio.

En la figura 2 de abajo, se muestra la evolución histórica del precio del aluminio primario luego de iniciarse el segundo método industrial para producir aluminio mediante la electrolisis de sales fundidas o proceso “Hall-Héroult”. Con el primer método de reducción química, el aluminio empezó a comercializarse en kilogramos, en vez de “onzas troy”, que alguna vez se usó con el aluminio por ser considerado un metal precioso, pero con éste nuevo proceso electrolítico, la comercialización cambió de kilogramos a toneladas.

Fig. 2. Segunda etapa de la evolución del precio del aluminio primario. Se  nota la caída en el precio del aluminio debido al efecto Hall-Héroult.

Desde el mismo momento en que se inició la producción de aluminio usando el método de reducción electrolítica de la alúmina, empezó un proceso de mejoras tecnológicas, las cuales en conjunto con la implementación de una economía de escala, permitieron que el precio del aluminio se fuera reduciendo en el transcurso del tiempo.

En una década, desde 1888 a 1898, el precio del aluminio cayó vertiginosamente, gracias a lo que se conoció como el “efecto Hall-Héroult”. Esta caída significativa en el precio, hizo que el método Hall-Héroult se convirtiera en una verdadera propuesta comercial. Para el año de 1898, el precio del aluminio se había reducido cerca de un 95%, comparado con el precio previamente existente en el inicio de este método electrolítico. Mientras el precio caía, la producción mundial de aluminio, por su parte, crecía significativamente.

El objetivo iniciar de los primeros productores era alcanzar una producción a escala, reducir los costos de producción y vender el metal a un precio bajo, garantizando la estabilidad del precio a largo plazo, de modo de incentivar su consumo. Esto le daba al aluminio una ventaja competitiva frente a los otros metales no ferrosos, como el cobre, cuyo precio era intrínsecamente inestable.  

Como se aprecia en la figura 3, el precio de comercialización del aluminio se mantuvo por muchos años por encima del precio del cobre (precio/unidad de peso). Fue luego de la segunda guerra mundial, que el aluminio se situó por debajo del cobre y para 1958, el precio del aluminio logró bajar en una proporción de dos a uno, comparándolo con el cobre en base a volumen (precio/volumen). De esta manera, el cobre ya nunca más podría competir con el aluminio basado sólo en el precio.

Fig. 3. Evolución del precio del aluminio en comparación con el cobre y el acero desde 1907 a 1978. Tomado del libro de George David Smith, from Monopoly to Competition.

Control de los precios por cárteles del aluminio

Los cárteles forman parte de la historia del aluminio, ya que ésta industria fue una de las más “cartelizadas” en el panorama económico internacional del siglo XX, por lo cual, es importante estudiar la influencia que estos cárteles ejercieron en la evolución del precio del aluminio y en el desarrollo de la industria en general.

El Dr. Marco Bertilorenzi, investigador del Instituto de historia moderna y contemporánea de la Universidad de París, en su libro “The international Aluminium cartel, 1886-1978”, hace un análisis profundo sobre el “modus operandi” de los cárteles, ofreciendo información bien estructurada y relevante sobre el tema.

Los cárteles fue la manera en que se organizaron las primeras empresas pioneras del aluminio para llegar a acuerdos mutuos que les permitiera el control exclusivo de la producción de aluminio, con el objetivo de reducir la competencia y aumentar las ganancias. Aunque en la práctica, no siempre fue posible cumplir con dichos objetivos.

En general, entre los acuerdos a que llegaban los cárteles del aluminio estaban lo relativo a la fijación de cuotas de producción, la división geográfica del mercado para proteger los territorios de los distintos productores, las estrategias a seguir para regular la producción en tiempo de crisis, el control de los inventarios, el intercambio de información estadística, la cual servía para analizar el mercado y pronosticar sus tendencias, planificar futuras inversiones a largo plazo o para actividades de marketing. También coordinaban las actividades de Investigación y Desarrollo que debían realizarse para mejorar la tecnología del proceso y desarrollar nuevas aplicaciones para el aluminio, de modo de seguir expandiendo el mercado. 

No obstante, el objetivo por excelencia, el cual caracterizó a todos los cárteles que se formaron, era mantener la estabilidad de los precios del aluminio a largo plazo, evitando las oscilaciones o fluctuaciones que caracterizaron a todos los demás metales no ferrosos, cuyos precios eran intrínsecamente inestables, como el caso del cobre, el cual se cotizaba desde 1877 en la bolsa de metales de Londres (LME). 

Este objetivo fue clave para los cárteles y pronto se convirtió en una especie de “credo”, que todas las empresas profesaban. La estabilidad del precio hacia innecesarias las operaciones de cobertura (Hedging) de un mercado de futuros para el aluminio.

Los miembros del cártel comprendieron que al vender el aluminio a un precio estable, sin las influencias de la demanda y la oferta, obtenían una mejor ventaja competitiva para impulsar el consumo del aluminio frente a los demás metales no ferrosos. La estabilidad en los precio era una estrategia para convencer a los clientes a usar el aluminio en sustitución de los otros materiales.

Gracias a la estabilidad del precio, el aluminio pudo emerger y competir con los otros metales más antiguos. También era una manera de asegurar una ganancia constante y previsible, la cual proporcionaba los fondos necesarios para permitir a la industria del aluminio desarrollarse al máximo posible, ya que para entonces, estaba en plena expansión.

Desde 1888, cuando arrancó la primera planta de aluminio usando el proceso electrolítico, hasta el inicio de la segunda guerra mundial en 1939, aparecieron cuatro cárteles oficiales uno tras otro. Esta cartelización se intensifico en el periodo entre la primera y segunda guerra mundial. Cada vez que se formaba un cártel, se reformulaban los acuerdos en función al contexto económico y la política internacional de la época.

Inicialmente, las patentes proporcionaron protección legal a las empresas pioneras, para el control de la producción y el mercado mundial del aluminio, impidiendo la entrada de nuevos productores. Mediante este artilugio, los pioneros de la industria del aluminio pudieron crear a finales del siglo XIX, monopolios nacionales para proteger sus mercados. 

En USA, la patente que le daba el monopolio legal a la empresa pionera Alcoa para producir aluminio mediante electrolisis, expiró en el año 1909, aún así, Alcoa logró mantener su monopolio casi absoluto en la producción de aluminio por 30 años más, hasta 1939. Por lo tanto, por más de medio siglo, Alcoa logró mantener el monopolio total para controlar y fijar los precios del aluminio primario en Norteamérica. A nivel mundial, Alcoa encontró también maneras de participar en una serie de acuerdos de cárteles formados por productores europeos.

Posteriormente, luego de la segunda guerra mundial, con la llegada de otras empresas importantes como “Reynolds”, “Alcan” y “Kaiser”, la situación del aluminio en Norteamérica cambió de un control monopólico a uno oligopólico. Con pocos competidores, el aluminio adquirió rápidamente las características típicas de una industria oligopolística, con precios “administrados”, los cuales muy pocas veces fluctuaban. La política era simple, pero aseguraba predictibilidad en los precios. Por otro lado, la protección de la patente de Héroult en Francia perduró hasta 1901, en Alemania hasta 1904 y hasta 1905 en el Reino Unido.

Las empresas pioneras propietarias de las patentes otorgaban licencias a otros países para la producción de aluminio primario, pero con la condición o prohibición de no exportar aluminio a determinados países, estrategia que les permitía el control mundial del mercado.

La inestabilidad o volatilidad de los precios, característico de los otros metales no ferrosos, era prácticamente desconocida para la industria del aluminio hasta casi el año 1980. Durante los periodos de crisis, provocadas por una fuerte reducción de la demanda o un aumento excesivo de la producción, el “modus operandi” de los cárteles era recortar temporalmente la producción o acumular inventario, para establecer rápidamente el equilibrio entre la oferta y la demanda, evitando fluctuaciones en los pecios.

Durante ese periodo, la industria del aluminio era regulada por los volúmenes, es decir, los volúmenes de producción cambiaban, pero los precios se mantenían estables. Cuando la demanda se incrementaba, en lugar de especular e incrementar los precios, éstos permanecían  estables, ya que ese era el “credo” o la “regla de oro”, que todos los productores seguían dentro del cártel.

Control de los precio durante la posguerra

Los cárteles continuaron operando formalmente hasta el final de la segunda guerra mundial, cuando fueron finalmente desmantelados debido a las promulgaciones de leyes. No obstante, el “credo” de estabilidad de precios que siempre lo caracterizó, se mantuvo intacto entre los productores de aluminio, quienes acordaban una “lista de precios” internacionales, a través de nuevos medios de cooperación informal o a través de la denominada “colusión tácita”.

No obstante, en la década de 1970, la estructura cooperativistas que aún prevalecía informalmente entre los principales productores de aluminio, se empezó a derrumbar. El proceso se aceleró con la primera crisis petrolera de 1973 y el fin de la estabilidad monetaria (sistema Bretton Woods), en donde USA decidió terminar con la convertibilidad del dólar en oro, iniciándose la fluctuación del valor del dólar estadounidense.

También durante esa época, los pioneros del aluminio empezaron a perder el control debido a la creciente competencia de los nuevos productores que habían ingresado al mercado del aluminio con diferentes posiciones estratégicas y estructuras de producción. Todo esto hacia que la “lista de precios” fuese cada vez menos representativa entre los diferentes productores como para seguir actuando como un “barómetro real” de las cotizaciones internacionales del precio del aluminio.

Control de los precios por el LME

Finalmente, en octubre de 1978, el aluminio se transformó en un verdadero “commodity”, dado a que el LME introdujo su primer contrato de futuros para el aluminio, por lo que el precio del aluminio empezó a moverse según la dinámica de la oferta y la demanda, sin que ninguna empresa pudiera interferir en el control de dichos precios.

No obstante, esta transición de un sistema de precios estables de larga data a uno volátil, no fue aceptada inmediatamente por la mayoría de los productores de aluminio, quienes se resistieron a que la cotización del LME fuese el principal precio de referenciaEn Europa, muchas empresas utilizaban el “Pichiney index Price”, como precio de referencia. Ya el COMEX (Commodity Exchange Inc), había fracasado en su intento de introducir un comercio de futuros de aluminio a mediados de la década de 1960.

Los intentos de las grandes multinacionales de boicotear a la LME se prolongaron hasta 1984, año en que se publicó por última vez la lista de precios. El famoso “credo” de los cárteles, que promulgaba la estabilidad de los precios del aluminio, llegó a su fin luego de regir por casi un siglo.

Principales acontecimientos que influyeron en la evolución del precio del aluminio

Entre los años de 1906 a 1907, hubo una escasez de aluminio a nivel mundial, lo cual desencadenó un auge en la construcción de nuevas plantas en Norteamérica y Europa, lo que provocó un acuerdo entre cárteles para incrementar el precio del aluminio en 1907 (ver Fig. 4). No obstante, la depresión financiera de 1907-1908 afectó el mercado y los precios colapsaron, por lo que se cambiaron las estrategias de precios. Esta recesión representó la primera crisis financiera mundial del siglo XX y la primera también para la industria del aluminio.

Después de la crisis de 1907, la demanda de aluminio en los Estados Unidos entre 1909 a 1912, comenzó a aumentar como en ningún otro país, gracias al auge de la floreciente industria automotriz. Este hecho convirtió a USA en el mayor mercado de importación de aluminio del mundo.

Fig. 4. Principales acontecimientos que influyeron en la evolución de los precios del aluminio.

La figura 4 muestra una pequeña depresión o mínimo en el precio de aluminio para el año de 1914, el cual coincide con la recesión de 1914, en donde la economía sufrió una contracción severa del 6,7%. Ese mismo año se da inició también a la primera guerra mundial, por lo que el precio del aluminio empezó a incrementarse hasta llegar a un pico en el año de 1916.

La primera guerra mundial estimuló poderosamente el uso extensivo del aluminio, encontrando nuevas aplicaciones, para lo cual los productores ampliaron su producción. Sin embargo, luego de la guerra, se redujo la demanda mundial del aluminio y el exceso de metal no pudo encontrar un uso adecuado en el mercado civil, ya que dicho mercado aún no estaba listo para absorber ese gran volumen de metal.

Al final de la guerra, se inició otra depresión económica que se extendió hasta 1921. Recordemos que para ese entonces, los desequilibrios del mercado entre la oferta y la demanda se corregían mediante variaciones de volumen, no del precio. En general, la década de 1920, los llamados años locos, fue una década de prosperidad sin precedentes en la historia de la sociedad industrial.

Pronto, ese entusiasmo se convirtió en inquietud con la llegada de la gran depresión de 1930-1932, donde la economía se contrajo un 17,6%. Durante casi cinco años, las ventas y las ganancias se vieron gravemente afectadas. 

Luego, todo empezó a cambiar otra vez para la industria del aluminio, con el inicio de la segunda guerra mundial. Si el primer conflicto estimuló el uso del aluminio, el segundo disparó su consumo y transformó la industria del aluminio. La guerra empujó a muchos países a convertirse en nuevos productores, lo que ayudó a que la producción mundial se incrementara aproximadamente 5 veces.  

El precio del aluminio disminuyó un 30% durante la guerra, debido al incremento de la producción y al subsidio que recibió la industria en el consumo de la energía eléctrica requerida por el proceso. El aluminio era considerado de importancia estratégica para poder ganar la guerra. Por otro lado, el precio de los otros metales se incrementó un promedio de 125%.

Debido a la magnitud de la producción de aluminio durante la guerra, los productores de aluminio en USA y Europa adquirieron nuevas clases de control territorial y poder sobre recursos naturales de otros países del mundo, con graves efectos sociales y ambientales, aunque esto es tema de discusión para otro artículo.

A finales de los años 1950 y en la década de 1960, entraron al mercado del aluminio primario muchas otras empresas pequeñas, aún así, todavía se podía hablar de una industria altamente concentrada y dominada por las seis grandes del mundo. A través de asociaciones de capital y acuerdos de asistencias tecnológicas, estas grandes empresas estimularon la producción de aluminio en otros países con mejores ventajas comparativas en cuanto al costo de la energía eléctrica, recursos naturales y fuerza laboral relativamente barata. Estas seis grandes empresas, que ya eran multinacionales, aún controlaban alrededor del 61% del total de la capacidad mundial del aluminio no comunista.

El consumo de aluminio desde el final de la segunda guerra mundial hasta 1972, experimentó un ritmo de crecimiento excepcional, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) de casi el 10% (World Aluminium). Este periodo de posguerra fue una época dorada para la industria del aluminio mundial, en donde el consumo de aluminio en el mundo industrializado parecía indetenible. La industria del aluminio vivió un periodo de consolidación, crecimiento y expansión, ayudada también por los costos relativamente bajos de la energía.

Durante todo ese periodo (1946-1972), los precios nominales del aluminio se mantuvieron en torno a su promedio de US$ 453/t, con una desviación estándar de 74 y una tasa de inestabilidad de 0.16, la cual se calcula dividiendo la desviación estándar sobre el precio promedio del periodo.

Esta prosperidad cambió totalmente durante la “recesión de la década de 1970”, la cual puso fin al auge económico que siguió a la segunda guerra mundial. El consumo de aluminio entre 1974 a 1993 tuvo una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) de apenas 1,4%. 

En la figura 4 se puede apreciar que a partir de 1973, se inició un periodo de gran inestabilidad en el precio del aluminio. En general, los precios máximo que se observan en dicha gráfica, producto de una fuerte demanda, son cortos y pronunciados, mientras que los precios mínimos son de mayor duración, pero superficiales.

Entre 1972 y 1978, la lista de precios internacionales tuvo que cambiarse unas 20 veces para adaptarse a las fluctuaciones monetarias, a la inflación, al cambio en los costos de la energía eléctrica y en general, a los aumentos de los costos de producción. 

Entre las causas principales de dicha inestabilidad económica, estuvieron la primera crisis del petróleo de 1973 y la segunda de 1979, la cual surgió bajo los efectos conjugados de la revolución iraní y de la guerra Irán-Irak. También colapsó el sistema de gestión económica internacional conocido como “Bretton Woods”, que establecía un precio invariable del dólar en oro. Durante esa década, los costos de energía de todas las plantas de aluminio primario que poseía Alcoa para ese entonces, se incrementaron un 400%.

Esta crisis tuvo una gran implicación en la industria del aluminio mundial, redujo por primera vez el consumo de aluminio en el mundo industrializado, el cual hasta entonces parecía indetenible. Esto llevó a una reducción en la producción y a una reestructuración radical de las empresas. Algunas empresas tuvieron que cerrar debido al costo de la energía. 

El ritmo de crecimiento experimentado en el periodo de 1945 a 1972, nunca más regresó. El consumo de aluminio durante el periodo de 1972 al 2010, por ejemplo, sólo pudo crecer a una tasa anual compuesta de aproximadamente 3% (World Aluminium).

En 1982, el mundo se enfrentó a otra crisis económica, por lo cual la cotización promedio del aluminio para ese año cayó a un mínimo, por debajo de los US$ 1.000/t (Fig. 4). Ese año fue muy malo desde el punto de vista financiero para la empresa Alcoa, la cual reportó su primera pérdida en casi 50 años.

Predominio de la LME en la fijación de los precios del aluminio

A partir de 1984, la cotización emitida por el LME era el único precio de referencia para el aluminio, ya que su valor reflejaba mejor la dinámica de la oferta y la demanda del mercado mundial.  

Para 1993, el precio promedio del aluminio cayó a un mínimo, como consecuencia de la recesión de principio de la década de 1990, que afectó a gran parte del mundo occidental. En diciembre de 1991 se disolvió la Unión Soviética, la cual fue la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX. Este acontecimiento influyó en la caída del precio del aluminio. La guerra fría ya había también finalizado y en consecuencia, los gastos por concepto de defensa se habían reducido drásticamente. 

La industria de la aviación y armamento de la antigua Unión Soviética eran los mayores consumidores de aluminio en ese país, por lo que su consumo doméstico de aluminio que en el año de 1990 era de unos 17 kg/persona al año, cayó a sólo 2 kg/persona al año en 1994. Los Rusos, buscando deshacerse del excedente de metal y obtener divisas fuertes, inundaron el mercado mundial con grandes cantidades de lingotes de aluminio. Desafortunadamente, esto incrementó la sobreoferta y el inventario de metal, haciendo que los precios del LME se desplomaran hasta los US$ 1.139/t en 1993.

Para hacer frente a esta caída en el precio del aluminio, los principales productores de aluminio en el mundo occidental tuvieron que reducir su producción. Adicionalmente, se logró redactar, por primera vez en la historia, un memorando de entendimiento con la Federación Rusa, para recortar la producción de aluminio primario durante un período de 24 meses, desde el 1 de mayo de 1994 hasta finales de abril de 1996. 

Posteriormente, el consumo del aluminio creció de 1998 a 1999, a una tasa anual del 3,9%, luego de mantenerse en un 3% desde 1990 a 1998. Para el año 1995, el precio del aluminio alcanzó un pico (ver fig. 4), gracias a los recortes de producción, el aumento de la demanda y la disminución de los inventarios en los años previos.

Nuevo milenio, nueva configuración de la industria del aluminio

Con la entrada del nuevo milenio, China emergió como el principal consumidor mundial, al incrementar su participación de un 2% en 1972, a 40% en 2010, pasando luego al 56% en el 2019. La consecuencia de esto, es que cualquier desaceleración de la economía China, afecta significativamente la demanda de metal, y en consecuencia el precio del aluminio, en comparación con cualquier otro país.

En contraposición a china, para el año 2010, el consumo mundial de aluminio primario en los seis principales países industrializados, a saber, USA, Japón, Alemania, Francia, Italia y el reino Unido, apenas superaba el 25% entre todos ellos, luego de ostentar más del 60% de dicho consumo en el año 1972.

Desde el 2002 al 2008, la demanda de metal comenzó a incrementarse y en consecuencia los precios, tal como se aprecia en la figura 4. En el año 2007, el precio promedio anual del aluminio alcanzó un récord máximo de US$ 2.638/t, mientras que para el mes de julio del 2008, alcanzó un récord histórico mensual de US$ 3.271,25/t.

Luego, en el siguiente año, llegó la crisis financiera del 2009. Esta crisis fue ocasionada por el colapso del mercado inmobiliario de USA, lo que hizo bajar la demanda de aluminio como consecuencia de la desaceleración industrial, llevando los precios desde US$ 2.575/t en 2008 a US$ 1.664/t en 2009.

La estabilización de la economía mundial, junto con el enorme consumo de China, impulsaron nuevamente los precios entre 2010 y 2011, alcanzando un máximo de US$ 2.398/t en el 2011. Luego de ese año, los precios mantuvieron una tendencia bajista hasta que alcanzaron un mínimo de US$ 1.604/t en 2016, debido a un exceso de la oferta mundial y el superávit acumulado del mercado. Los productores occidentales continuaron con la producción, esperando una mayor importación por parte de China, lo cual no  ocurrió.

Posteriormente, con el cierre de algunas plantas reductoras en China, decretada por el gobierno durante el año 2017 para bajar los niveles de contaminación, aunado también a la reducción en la producción que llevaron a cabo muchos otros productores, debido al incremento del costo de la alúmina, el precio del aluminio se incrementó de nuevo en el 2016, llegando a un pico máximo de US$ 2.108/t en 2018 (ver Fig. 4). 

Para el año 2019, la desaceleración del crecimiento en China y la tensión entre USA y China por los aranceles de importación, presionaron los precios a la baja, sobre todo en la segunda mitad de 2019. Durante ese año, hubo también una mayor disponibilidad de chatarra, lo que limitó la demanda de aluminio primario, ya que los sectores de la industria automotriz y de la construcción redujeron los pedidos de metal virgen.

El aluminio, que experimentó una baja en el 2019, continuó en una caída constante durante el transcurso del año 2020, alcanzando su nivel más bajo del año en el mes de abril.  Esto ocurrió como consecuencia de una contracción de la demanda, a la cual se le unió los efectos de la crisis del “Covid-19”, que llevó a los diferentes sectores que utilizan aluminio a reducir la compra de dicho metal.

Muchas de las industrias tuvieron que reducir sus actividades operativas. Incluso, la sala del LME cerró en marzo de 2020 por primera vez desde la segunda guerra mundial, para evitar la propagación del “Covid-19”. Evidentemente, esta pandemia fue la que determinó el rumbo del mercado y el precio del aluminio en el 2020. 

La industria del aluminio pos-covid-19 

Algunas de las predicciones que se realizaron antes de la pandemia del Covid-19, estimaban que el precio del aluminio para el 2020 estaría en US$ 2.280/t (muy optimista), el cual se incrementaría a US$ 2.485 en el 2022, para luego estabilizarse alrededor de los US$ 2.400/t, hasta alcanzar los US$ 2.549/t en el 2025 (CRU).

Estos pronósticos fueron hechos en función a la demanda mundial que se proyectaba para ese entonces, pero se sabe que la demanda del aluminio es muy difícil de predecir, ya que siempre van a existir factores exógenos, como el Covid-19, que pueden desencadenar imprevistos en las estimaciones iniciales sobre el consumo.

A pesar de la caída del precio del aluminio en el 2020, muy por debajo de lo esperado, las expectativas futuras son muy alentadoras. El aluminio es un metal relativamente nuevo, en comparación con el resto de los metales industriales, por lo que aún no ha alcanzado su máximo potencial de demanda. Todavía existen muchas áreas vírgenes o nichos de mercados de grandes volúmenes, donde el aluminio puede incursionar y posicionarse como primera opción debido a sus cualidades únicas. Igualmente, seguirá siendo usado como sustituto de otros materiales en todas aquellas aplicaciones que exijan un diseño ligero, mínimo peso, máxima eficiencia de energía, amigable con el ambiente y que generen un mínimo impacto ambiental. 

La pandemia del “COVID-19”, tal vez sea un punto de inflexión para el incremento futuro del precio del aluminio, incluso, ya se empezó a mencionar el comienzo de un nuevo “Superciclo” en los commodities. Algunos indicios que hacen pensar en un incremento futuro del precio del aluminio tienen que ver con la transición hacia la energía limpia que vive actualmente el mundo, la descarbonización de los procesos industriales, lo cual impulsará el uso de materiales más ecológicos y que contribuyan a la economía circular.

Nuestra sociedad se está volviendo cada vez más consciente con el cuidado del medioambiente y la sostenibilidad, existiendo una mayor preocupación por lo ecológico, el reciclado, la contaminación, el incremento del CO2 y en general por el cambio climático. Como respuesta a esta tendencia, se están favoreciendo aquellas tecnologías y materiales que generan la menor huella de carbono. Los consumidores están prefiriendo aquellos productos que estén certificados como verdes o ecológicos.

Este escenario mundial, sin duda, tendrá un impacto positivo en el crecimiento de la demanda del aluminio, ya que se le considera un metal verde, ecológico, con un rol clave en la lucha contra el cambio climático. Como consecuencia, se proyecta un uso masivo en la industria del transporte, en la distribución y transmisión de energía, aire acondicionado y refrigeración, infraestructura de energías renovables, edificios ecológicos y otros sectores de uso final.

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